La semana pasada recibimos el dinero correspondiente al acuerdo salarial firmado por el gobierno y el FGDB. Pudimos comprobar lo insuficiente del mismo (12% promedio) y además que NO DEVOLVIERON LOS DESCUENTOS ARBITRARIOS E ILEGALES QUE NOS EFECTUARON. No devolvieron los días de huelga (que el FGDB entregó al altar de la "via judicial"), y tampoco los correspondientes a los compañeros que estaban en uso de licencia.
La clausura de las paritarias y de la discusión salarial, por parte de la burocracia, justo cuando la carestía y la devaluación del peso carcomen implacablemente nuestros salarios, equivale a un traspaso masivo de la crisis sobre la espalda de los trabajadores de la educación.
Es, además, un aporte inestimable para salvar la bancarrota del estado provincial, que destina millones de pesos a subsidiar a los capitalistas amigos, a costa de los trabajadores. "Las necesidades (de financiamiento) superan hoy largamente un tercio de los recursos calculados en el presupuesto de este año". (La Nación, 5.10.08).
El gobierno quiere castigar a los trabajadores, con la extensión del ciclo lectivo.
Y ahora utiliza una reivindicación histórica nuestra: la eliminación del sistema jubilatorio privado (AFJPs), para quedarse con nuestros aportes, tratando de evitar caer encesación de pagos por la deuda pública. Es por esto que el proyecto de nacionalización no contempla restablecer el 82% móvil, ni restaura los aportes patronales, ni que la Anses sea administrada por trabajadores y jubilados (los que aportamos el dinero), ni que seamos nosotros los que decidamos que hacer con los fondos que nos pertenecen.
Un "blindaje" para los trabajadores, no para los patrones
Yasky y Moyano han colocado a la Cta y a la CGT en la vereda de enfrente de las necesidades obreras, pactando la paz social con el gobierno en medio de suspensiones, despidos y la disolución de los salarios que estamos sufriendo.
Para que los trabajadores podamos "blindarnos" contra la crisis hay que hacer justamente lo contrario: Desarrollar una gran lucha por el salario igual a la canasta familiar, nacionalizar el comercio exterior y la banca bajo control de los trabajadores, para que los capitalistas no puedan fugar divisas al exterior, el cese del pago de la deuda externa, prohibir los despidos y suspensiones, y colocar todos los recursos en función de un plan de desarrollo que tenga como prioridad las necesidades sociales de la población, incluyendo entre esas necesidades el desenvolvimiento de la educación.
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